domingo, 21 de junio de 2015

Mujeres, hombre y videojuegos

Paso de malos rollos, la verdad es que la respuesta anterior ha sido una mierda, así que vamos con la buena...

Y supongo que, ahora llega el momento de la respuesta que merecías y no las que he estado dando hasta ahora.

Lo primero, pedirte perdón, Pablo. Perdón porque ciertamente he tenido un comportamiento bastante bipolar en todo este tema, un comportamiento que tiene su causalidad -que no su justificación-, en las múltiples puyas que por twitter cayeron en su momento durante la tarde del viernes. En lo que respecta a nosotros, es más que cierto que abogué por un debate de buena fe, pero al ver que seguías manteniendo ese 'aprovecha un artículo de Kysu para decir que el feminismo no existe y las feministas están locas', perdí el norte y terminé poniendo lo de 'manipulación digna del fascismo' con todo lo que vino detrás. Sep, no ha estado bien por mi parte, pero soy muy grande y tardo en cambiar de rumbo, ahora al fin te llega esa excusa que exigías, espero que aún a tiempo.

Han sido muchas pullitas desde la sombra que, como bien dice Ro en mi twitter no pueden verse, pero porque han surgido desde los debates paralelos. Sea cnmo sea, también es cierto que, como tú quitando ese mal comienzo, Ro, Dante y muchas otras personas habéis intentado tratar el tema de forma respetable y yo no he estado a la altura.
Lo reconozco y, dese aquí -y desde mi blog en cuanto termine de escribir eso-, lo siento y pido perdón a ti y a todos los que haya podido ofender con unas respuestas que, sin caer en el insulto -creo- sí que han sido excesivamente ácidas y agresivas.

Voy a empezar reconociendo mi parte de culpa en todo este batiburrillo que, al final, no hace si no ponernos en contra a los que de fondo pensamos igual -aunque por mi forma o por mis preferencias no lo creáis-. Reconozco por tanto que, efectivamente, he cerrado el discurso de Sarkeesian sin entrar en de dónde saco mis conclusiones ni citar fuentes. Aprovecharé, por tanto, las que tú escribes para que entiendas lo que me ha llevado a esta forma de pensar, que en ocasiones puede ser incorrecta.

Acepto así que el tema de la visibilidad ha sido malinterpretado por mi parte como una necesidad de que las mujeres se sientan a gusto con los personajes femeninos en vez de tratarse de un tema de igualizar el mensaje que se transmite.
No acepto, sin embargo, el tema de la identidad propia y la identidad derivada de los casos mencionados, ya que me parece un argumento flojo que obvia grandes personajes femeninos y hace crítica a lo que no pasa por el aro de lo que se considera óptimo. Una vez más, es una valoración personal, es el mensaje que saco de críticas a juegos como The Witcher III, que parecen olvidar la herencia literaria en la que se sustenta.

Respecto a la creación de ghetos para la mujer, es obvio que ha sido una gran cagada por mi parte, pero no quita que sí considere que de las palabras de Sarkeesian y de algunas figuras públicas que defienden su forma de pensamiento se desglose que hay comportamientos que no son dignos de mujer liberada. Comportamientos que van desde este mundo gamer hasta otras esferas como la incorporación de la mujer al trabajo, la conciliación del trabajo con la familia y la lactancia, esferas en los que ha de ser la mujer, libre, con las herramientas necesarias surtidas por el estado -que no surte una mierda- y con la información necesaria,la que decida de forma personalqué opción le parece más óptima.
Respecto a lo que digo de que parece que ir en contra de Sarkeesian es ir en contra de la mujer, tú mismo me has acusado de 'decir que las feministas son unas locas' cuando el feminismo es una causa que llevo años defendiendo. ¿El motivo? Que estar en contra de Anita es estar en contra del feminismo: en ese sentido sí mantengo unos ghetos que elimino del tema de 'juega a esto,no juegues'.

En eso último le doy la razón a Sluggermaxman: Es un caso de nolopillismo extremo, negarlo sería hacer el gilipollas por mi parte.

Mi otro gran error ha sido el principio alabando a Kysu, a quien considero una gran compañera y, con el tiempo,seguro que gran amiga -llevamos dos semanas trabajando junto, poco a poco-. Ha sido un error en la forma, y comprendo que muchos lo hayáis traducido como 'mira,el capullo del calvo tocho le da una palmadita a una chica por haberlo hecho bien'. Sin embargo nada más lejos de la realidad. Como digo en la anécdota de los recreativos, estoy acostumbrado a estar rodeado de mujeres en igualdad de condiciones desde que nací. Sé que existe desigualdad sociocultural y me toca los huevos, pero yo, personalmente, nunca he entendido que alguien pueda considerar lógica dicha desigualdad, que es lo que me lleva a decir que las personas,los hombres y las mujeres, comos iguales, dado que considero que así es como personas.
¿A qué vino entonces lo de que me sorprendiera que Kysu hubiera escrito un texto tan suave? Pues a que parece que en esta industria, cuanto más nos quejamos de machismo -que sí, que una vez más, lo hay- más incidimos en las diferencias entre ambos géneros y más parece que tienen que dedicarse las redactoras a hablar de sexismo y machismo dentro del mundillo. Kysu lleva escribiendo artículos cojonudos que leo,disfruto,aplaudo y retuitéo desde que la conozco, que es poquito más de un mes, pero no sabía cómo escribiría sobre este tema. Leer un texto feminista que alaba la visibilidad de la mujer, que brinda porque la igualdad se vaya superando poco a poco y que aboga por el poder de la mujer si tener que insultar a nadie,se me hizo refrescante. Podéis fusilarme por ello.

Ahora, respondiendo a tu artículo, Pablo, te voy a decir aquello con lo que no estoy de acuerdo. Espero que la parte anterior te parezca suficiente y, una vez más, perdona los malos modales de algunos casos, no voy a borrarlos para que quede presente la pataleta para mi escarnio público. Eso os lo debo a los que estáis tratando el tema con cordura. Dicho esto...

Empiezas el artículo con un profundo error de fondo que, curiosamente, nadie te ha señalado: Comienzas el artículo diciendo que no te gusta hablar de feminismo porque ' hay algo frecuente e incómodo que ocurre cuando un hombre habla de feminismo, y que sucede precisamente en el artículo que voy a comentar: los hombres tenemos una tendencia natural a decir qué es el feminismo y qué no lo es. A decidir nosotros qué mujeres tienen argumentos válidos y cuáles no. Esto me resulta un problema, porque lo que estamos haciendo es decidir qué mujeres son válidas para opinar sobre lo que ellas viven, y cuáles no.'. Empiezas, pues comprendiendo el concepto feminismo como 'aquello propio de la mujer, de lo femenino', y no como lo que realmente es: Una lucha por la igualdad que puede Y DEBE llevarse a cabo tanto por el hombre como por la mujer. Existen hombres feministas como existen hombres machistas, y cuando, como personalmente considero, hay una obligación tácita de como debe comportarse una mujer en una arenga que se viste de feminismo, yo, personalmente, la considero machista aunque provenga de Sarkeesian.

Partiendo, pues, de este principio, colocas a Anita Sarkeesian como un exponente del feminismo con el que estar en desacuerdo es, automáticamente, ponerse en el bando contrario. Un argumento que, sin duda, le haría mucha gracia a gente como Ellie Baker, Rihana Pratchett, Meg Bethany y demás personas de ideología feminista que no comulgan con sus arengas. Llegados a este punto aprovecho para responder una de tus preguntas: ¿Cómo puede un crítico de videojuegos decir que lo que hace Sarkeesian no es crítica de videojuego? Es sencillo: lo que hace Anita es el equivalente a ir a un museo y poner a parir La Rendición de Breda porque Diego Velázquez no pintó un Spiderman o no hizo desnudos.
Por aquello de aclarar: Comulgaba con algunas partes del discurso de Sarkeesian cuando éste iba dirigido al mercado y no a los juegos en sí. Cuando se ha usado para señalar los top ventas y subirse a un carro que funciona en el SEO he perdido el interés.

Una vez más, en una opinión, pero no se puede criticar a un juego por no incluir los contenidos que deseamos que tengan, eso lo considero forzar la creación y eso me asusta. Me recuerda a 'Demolition Man' y su gran frase: "he visto el futuro, es una virgen de 40 años con un pijama de perritos cantando: soy una salchicha feliz". Como te digo es una opinión, pero si vamos a limitar la libre creación con los impedimentos de lo que no debe ser y las imposiciones de lo que sí, el mercado va mal.

A este respecto, sin embargo,me gusta ver que el mundo de los videojuegos está evolucionando (esto lo digo en el texto) e incluyendo juegos interesantes que van más allá de lo de siempre. Me gusta que Sony y Guerrilla hayan tragado con un personaje femenino al igual que pasa con la segunda parte de Dishonored 2, pero no me gustan las imposiciones.

Respecto a la anécdota de los recreativos, que anda que nos ha dado juego -si os vale de algo la respuesta tipo en redacción de toda esta semana cada vez que decía algo era 'cállate, tonto, y bésame contra una máquina'-... Lo siento, pero la anécdota es lo que es,y aquí te has marcado un hombre de paja de mil pares, Pablo. Una anécdota que has convertido en soez, que otros han convertido en 'mira, hablaba con las chicas,qué majo, ¿No?' y que simplemente era una explicación de la realidad: Para mí, Ro, las chicas gamers han existido desde siempre, solo que no eran 'chicas gamers' eran chicas. Punto. Y no entiendo que alguien se sorprenda de que a las chicas les puedan gustar los videojuegos más allá de ese niño pajero que piensa que el Game de debajo de su casa es todo el universo. El tema del paternalismo en tu respuesta de la chica tímida lo mantengo, Pablo,y como diría Julio Iglesias, sabes que tengo razón

Esto, finalmente, me lleva a la acusación de negar que el machismo existe.  Joder, pues claro que el machismo existe, y me jode a niveles que os sorprendería, de ahí que me haya cabreado tanto toda esta historia hasta darme cuenta de que gran parte podría estar siendo culpa mía. Me jode porque me ha jodido toda la vida, y me jode porque, como padre de una hija que es lo único realmente bueno que he hecho en esta vida, no quiero que en ningún momento sienta estar en desventaja por ser una mujer, algo que, por mucho que quiera, le pasará antes o después (sí,estoy siendo paternalista, va con el cargo)

Habláis de machismo y tenéis razón, pero... ¿Queréis saber dónde empieza ese machismo? Ese machismo empieza cuando compañeros de otros medios hablan de Amy Hennig como 'ex director y escritor en naughty Dog', o Shannon Lofits como 'ejecutivo en Microsoft'. Obviamente con Elizabeth Sampat no ha pasado lo mismo,pero creo que más por su defensa del derecho de la mujer que por la inteligencia de mis compis.
Hay machismo cuando hay un titular como '25 tías buenas de los videojuegos', y hay machismo cuando buscas 'creativas de videojuegos' y tienes que pasar 13 páginas de google antes de encontrar un nombre femenino. Hay machismo, en fin, cuando se sigue pensando que un nombre detrás de un juego ha de ser masculino sí o sí, y por supuesto hay machismo en los comportamientos de juego online, en las conferencias y en las presentaciones, y en todos los rincones de este mercado.
Cuando dije que 'al igual que en elmundo real' no quise más que decir que, desgraciadamente, esta es una lacra que empaña todos los aspectos de nuestra sociedad,una lacra que debe ser erradicada. Creedme, como profesional de seguridad de la noche con tres años de experiencia en mis años mozos, muy mozos, he visto este machismo en su máximo explendor muchas, demasiadas veces. Y no mola.

Resumiendo, pido una vez más perdón por haber escrito un texto que ha sido tomado por muchos como algo 'dañino para la causa', y quiero aprovechar para criticar y denunciar la violencia que surge de este tipo de actos. Que no comulgue con Sarkeesian no significa, ni de lejos, que no sienta repulsa contra la gente que amenaza o lleva a cabo barbaridades contra ella o cualquier otra persona por cualquier motivo que sea. Hoy he estado visitando algunos 'tipos majetes' y al leer sus comentarios he podido entender muchas de las reacciones de mi artículo. Comprendo el asco en algunos casos pero creo que, haciendo un esfuerzo, se puede ver que la orientación de mi texto es la misma aunque no coincidamos en los nombres. Ahora veo que eso del 'no se puede gustar a todo elmundo' no deja de ser una equivocación por mi parte.

Un saludo y feliz verano.
Rafa

PD Pablo, si quieres que elimine algo de mi blog, sólo dilo (la segunda respuesta la he eliminado, el cuerpo del texto lo dejaré a continuación de este comentario carta como "editado"). Si puedes publicarlo como respuesta a tu artículo, chachi. Si no, chachi también.
Y bueno, espero que te valgan mis argumentos y podamos tomarnos un café o una birra en el MGW con Rocío para hablar en un tono más ameno.




Y la antigua, bastante fuera de tiesto:

Uoh, cuantos meses sin aparecer por aquí, uhm... ¿años? Pues nada, al lío, todo esto viene a colación de un artículo que escribí hace poco alabando el trabajo de una compañera y aprovechando para decir que me revienta esa dictadura disfrazada de feminismo que trata de obligar a la mujer a ser de una determinada formna dentro de unos ciertos estándares. Lo tenéis aquí:

Artículo

A pesar de la buena acogida que tuvo en mundogamers y entre mis amigos cercanos,familiares y compañeros. A pesar de que la autora del artículo que alababa defendió mi artículo y su intención, a muchos no les gustó la cosa y pronto fui acusado de no tener ni puta idea, causar vomitos con mis palabras, estar educando a mi hija para odiar a las feministas, o, directamente, 'este tío aprovecha un artículo de [autora del artículo] para decir que el machismo no existe y las feministas están locas', a pesar de decir que existe machismo en los videojuegos y otro, mucho peor, fuera dicho ámbito. Hubo más insulto, pero creo que con esto os hacéis una idea. También hubo quién se retracto, o mejor dicho, me dijo que lamentaba haberme ofendido, lo que me pareció estupendo (va por ti, @monerrima)

Cabe decir que el alabar el trabajo de mi compañera se convirtió automáticamente en actitud paternal y de 'caballero de coñac y varón dandy', aunque no la de los minions que defendieron a sus compañeras ofendidas por mi texto.


Posteriormente, varios de estos 'ofendidos' publicaron varios artículos, supuestamente para abrir un 'debate' que habría sido más lógico abrir en la zona de comentarios del artículo origina, pero calro, mejor en sus propias páginas, aprovechando, obviamente, el apoyo de sus amigos y conocidos. Visto lo visto, he decidido elegir este territorio (por eso y porque la mayotría tienen activada la moderación de comentarios) para responder.

Punto interesante que dichas opniones se han aprovechado para realizar interpretaciones de mis palabras entre las que me quedo la que os pongo abajo, Dentro de la opinión de alguien que, obviamente, firma con alias y que podéis encontrar aquí. Dentro del mismo artículo, en comentarios, su autor me acusa de haber insultado a mucha gente, lo cual, desde aquí, le pido justifique porque NO HE INSULTADO A NADIE, más allá de decir que su  'este tío aprovecha un artículo de [autora del artículo] para decir que el machismo no existe y las feministas están locas' me parecía una manipulación digna de regímenes fascistas, religiones radicales y dictaduras. Pero al ajo, el señor fósforo interpreta lo siguiente :

'Dentro de las recreativas, Rafa nos cuenta una anécdota más en la que él le mira el culo a una chica mientras juega, y después ella hace que él juegue para mirarle a su vez el culo. Supongo que la idea es recalcar esa situación de “igualdad” reinante en las recreativas, pero no creo que sea acertada. Una chica más tímida, o que se sintiera más incómoda, habría tenido que soportar las miradas y luego irse con la cabeza gacha, asustada de que alguno de los oteadores de culos le dijera o intentase hacerla algo. ¿Que aquella chica en concreto no se cortaba un pelo? Estupendo. Pero de entrada, ninguna chica tendría que ser sometida a algo así por el mero hecho de jugar a un videojuego, y si pasa porque éramos un “adolescente y cóctel de hormonas” (nadie es perfecto, yo tampoco) debemos, ahora adultos, ser críticos con ello y no verlo como una expresión de libertad maravillosa. Si acaso, habla bien de la chica y su par de ovarios, nada más.'

Un ejemplo de actitud parternalista y ridícula, de 'caballerosidad' frente a la muchacha 'tímida', de defender a la mujer, que no es capaz de salir airosa sin la puntualización de su autor, un hombre quien, por cierto, también publica artículos como éste.  Artículos en el que la cosificación de la mujer y su uso como mujer florero en las imágenes tienen poco que ver con su labor como actrices. Lo mejor de su interpretación es que no tiene nada que ver con la realidad de mi texto, que os incluyo a continuación:

"A este respecto, recuerdo una situación divertida con la máquina de HangOn en los recreativos Sacramento, allá en el caso antiguo de Cádiz cuando uno aún tenía pelo en la cabeza y no en los huevos. Una amiga se subió a la máquina -una inmensa moto rojo con la pantalla en el salpicadero- y estuvo un rato jugando mientras yo, adolescente y cóctel de hormonas como era entonces, le miraba el culo embelesado. Cuando término la partida echó diez pavos a la máquina -las de forma fashion eran más caras- y me dijo: 'ahora me toca a mí mirarte el culo"

Es más que obvia la malicia tras la interpretación de una anécdota que viví con una amiga con la que tenía y sigo teniendo una estupenda relación, modificáncola para convertir los salones arcades en un rincón de lujuria machista en la que yo me sentía a mis anchas ninguneando a la población femenina a golpe de pene y mirada sucia. 


Defiende también mi compañero de identidad oculta a Anita Sarkeesian y lo que yo llamo sus clones, dando argumentos que seguramente sean buenos y sólidos para él pero que, lamentablemente, no lo son para mí. Ya con la mención de Mrs. Pacman demuestra que debería saber un poquito más de videojuegos, dado que la creación de PacMan fue en su momento un intento de acercar el público femenino a las coin ops por parte de un mercado machista y un autor que, lo que en realidad buscaba era la diversificación. También habla de cosas en las que le doy totalmente la razón, como el caso del terrible acoso y violencia que sufrió Sarkeesian, que ya acusé en su momento a la vez que protestaba por artículos sensacionalistas como el que se ve en la siguiente imagen.



¿He forzado las tintas hablando de Sarkeesian y atribuyéndole palabras que realmente no eran suyas? Pues sí, es posible que me confundiera con el tema de la visibilidad, así que ahí tienes una disculpa de mi parte, señor sin identidad, pero eso no quita para que piense que las actuaciones de Sarkeesian y de muchas que se llaman feministas tienen que ver con el feminismo lo mismo que el terrorismo de ETA con un movimiento de liberación nacional. Lo dije en el texto y lo digo de nuevo aquí: A la igualdad no se llega a través del odio. La libertad de creación es eso, libertad de creación, y el día que Sarkeesian o las autoproclamadas 'terroristas' usen el dinero de las subvenciones 'de igualdad' que reciben para hacer algo más que destruir el trabajo de otros seré el primero en aplaudir sus actos, como hice en su momento con el trabajo de muchas de las este fin de semana han defidido llamarme 'machimonger' 'imbécil' 'desinformado' o, directamente, 'gilipollas'. 



Para terminar, yo dejo aquí el tema. Lo dejo porque es domingo, porque ayer estuve limpiando el jardín para poder jugar tranquilamente en la piscina con mi hija y mi esposa y estoy escuchándolas bañarse mientras trato de terminar rápido el texto para hacer la comida y, con suerte, poder bañarme después de comer con ellas. 

Lo dejo porque mañana tendré que estar con mi hija, que ya está de vacaciones, mientras hago mi trabajo en mundogamers, que ya es completo por un sueldo que no llega a complementario para los picos de comida y poco más; y tambén tendré que hacer mi trabajo en la vida real, que es ser amo de casa, limpiar, fregar, coladas y todas esas cosas que para algunos hombre son 'te ayudao cariño'? y para mí son MI TRABAJO. ¿'Ayudas' a tu madre en casa, fósforo o estás muy ocupado buscando fotos de chicas en bikini para tus artículos?

Lo dejo porque sé que muchos van a querer continuar y estirar este chicle ahora que han encontrado un enemigo con el que malmeter. Y yo, a quién vosotras, lectoras de este blog nombrasteis chica potinguera honorífica. Yo, que no os he faltado jamás. Yo, que llevo desde que nací involucrado en la causa de la igualdad, de ver a la mujer igual que al hombre, tengo que apechugar con todos estos comentarios negativos porque se ha puesto de moda el que me convierta en el malo de la película. 

En fin, lo siento, pero no puedo permitir que esto afecte a mi vida familiar restándome más tiempo del que ya le he dedicado. Seguid insultándome y diciendo que soy yo quien insulto. Seguid convirtiendo mis palabras en un ataque machista. Seguid haciendo lo que os dé la gana, no tengo tiempo para esto lamentablemente. Cuando queráis saber la verdad, cuando queráis conocerme, leed las entradas anteriores de este blog. Oh, seguro que os parezco un gilipollas y un quejica, seguro que os parezco un imbécil y un cazurro, pero aún así es posible que os estéis equivocando en vuestros tuits. Yo, mi parte, ya he reconocido mi culpa. 

Un fuerte abrazo y sed felices. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

Dead Man' Soul

No soy mucho de poesía, pero el otro día descubrí a Robinson Jeffers en un capítulo de Ghost Adventures y comprendí que el panteón de Poe, Béquer y Shelley, había aceptado un nuevo miembro.
De sus letras, de sus poemas, surgió la inspiración para escribir estas palabras:

Dead man' soul

No habrá días de furia que engalanen las portadas
de los medios que secuestran nuestras almas;
no habrá puños en sí mismos encerrados
ni momentos obsoletos de gratuita desgracia.

No os ocultaré secretos disfrazados de mentira,
no habrá estragos, ni estallidos,
de mi vieja amiga rabia.

No habrá dientes machacados,
ni dolor ajeno involucrado
por la cruel envidia malsana
a ese momento anunciado
desde el día de mi llegada.

No habrá nudos en la garganta,
ni sospechas desveladas,
ni siquiera habrá un canto,
ni fanfarria,
ni ese fastidioso sueño al que acusan,
eufemistas, de ser “heraldo de la ruin mañana”.

Me marcharé, sin más, en silencio.
Envuelto en las sombras de las que tejí mi capa.
Con la firmeza de un dedo que la evidencia señala.
Se extinguirá, así, mi existencia,
en el florecer honesto de una orquídea encarnada.
Polvo al polvo, y a la tierra.
Metamorfosis: de una vida, a nada.

Cuando me marche no habrá grandes aspavientos
ni huellas en la arena de mis playas.
No habrá firmas, ni estrellato,
ni coloquios disfrazados de indescifrables formatos
en los que todo lo malo es bueno, y todo lo bueno...
Fue malo.
No habrá estrellas artesanas, ni prodigios,
ni mares crecidas, Abenámar.
Tan sólo habrá silencio.
Y un suspiro
que al fin volará libre, 
por las calles de mis sueños.

Incumplidos.

Y eternos.


Rafa del Río

viernes, 2 de agosto de 2013

3º Relato: Llévame a la muerte.

Llévame a la muerte.

–Dime que me necesitas –la voz era sutil, delicada y muy sensual. Estaba perfilada en unos tonos graves pero femeninos que, lo reconozco, las primeras veces me ponían bastante cachondo.
Las primeras veces.
Tomé aire.
–Te necesito –suspiré, echándole un poco de teatro.
Ella emitió el murmullo de una sonrisa complacida.
–Estoy caliente –murmuró. Luego, pensando que tal vez el dato no fuera suficiente y yo quisiera comprobarlo, añadió–. Tócame.
–Uh... No quiero quemarme... –me salí por la tanjente.
–¡Tócame! –repitió, más alto y visiblemente enojada.
Hablaba como una prostituta barata. Una prostituta barata y cabreada. Aún así, yo no tenía opción, así que alargué mis manos hacia ella...
...Justo en el momento en que mi esposa entraba en la cocina.
Anne me miró entornando sus ojos azules y luego sonrió, curiosamente divertida:
–¿Ya estás otra vez jugando con esa?
Otros maridos habrían tenido la decencia de mostrarse perturbados, molestos, incluso contritos, palabra que nunca he entendido demasiado bien lo que significa. Yo no soy otros maridos.
Además, la culpa al fin y al cabo era de Anne.
–Hablas como si no fuera culpa tuya –protesté aferrándome a ese último pensamiento–. Y te recuerdo que esa tiene un nombre...
Desayun'o'matic 32.1TM Desarrollada por Productos Stahazzard S.L. –respondió esa, un distribuidor de alimentos del tamaño de una secadora pequeña–. La mezcla ideal de chef, cocina, cafetera profesional y refrigerador. Desayun'o'matic 32.1TM Desarrollada por Productos Stahazzard S.L. cuenta en su catálogo con más de trescientos tipos de desayuno, ochocientas variedades de infusión, doscientas dieciocho alternativas infantiles y casi quinientos tipos de café. También puedo hacer tostadas –la presentación de mi forzosa amante matutina terminó con la sintonía del anuncio televisivo–. “Desayun'o'matic, Desayun'o'matic, dulces desayunos para un día fantast'o'matic”
Productos Starhazard S.L. no invertía demasiado en publicistas de calidad.
Para cuando la cafetera terminó de cantar, Anne, con la cabeza apoyada en la pared, reía a carcajadas.
Les presento a mi esposa: Anne Encore, bromista y experta en robótica y programación de inteligencias artificiales. Desde que había estado trasteando con la maldita cafetera, hacer el desayuno se había convertido en una mezcla entre La Divina Comedia y el prólogo de una novela romántica.
–No tiene gracia –aseguré poniendo morrillos.
Anne me miró entre resuellos.
–No estoy de acuerdo –sonrió, y el sol pareció brillar en la cocina–. Además, no es culpa mía que no seas capaz de reiniciar la IA de tu novia. Sólo tienes que leerte las instrucciones.
–Las instrucciones son para pringaos –protesté–. Y no es mi novia. Por ahora sólo somos amigos.
Mi esposa volvió a reír.
–Empiezo a pensar que disfrutas con tu romance.
Me hizo sonreír, puñetera y adorable loca.
–Un hombre y un dispensador de alimentos –recité con voz grave–. Un amor separado por los prejuicios de una sociedad de carne y hueso... Mola. Algún día me fugaré con la cafetera y te arrepentirás de haberla modificado –amenacé.
Ella sonrió y se acarició la barriga. Aún no se le notaba demasiado el embarazo.
–Entonces yo me quedaré con la niña –dijo.
–Aún no sabemos si es niño o niña.
–No lo sabrás tú, cariño.
Puse los ojos en blanco. Últimamente le daban ataques de ese tipo: La mente más analítica y calculadora del país entrando en modo “sabiduría materna ancestral”, ¡Larga vida al matriarcado! Me limité a sonreír y le di un suave beso en la mejilla.
–Lo que sea. De todas formas sé que no me alejarías de la niña. Por un extraño motivo que ni tu familia ni la mía pueden comprender, me quieres demasiado para eso –le reproché mientras cogía la chaqueta y mi maletín.
Anne sonrió y me dio un fugaz beso de despedida en los labios.

El escenario del crimen era un parking abandonado bajo el sótano de un centro comercial venido a menos en la parte más jodidamente deliciosa de la ciudad. Siempre que te parezca delicioso que todos tus paseos terminen con el tacto de algo frío y peligrosamente afilado en la garganta y una voz ronca cantando el viejo clásico de “dame todo lo que lleves... Y despacito, amigo”.
El subinspector Lorca, un tipo enjuto con aspecto de haber dado a luz a toda una camada de gatitos callejeros, me miró con cara de pocos amigos. Acto seguido se giró hacia los de la científica, que rastrillaban el asfalto buscando pruebas, oro o una lumbalgia. Lo que apareciera antes.
–¿Quién ha llamado a ése? –preguntó, cabreado.
Ese, obviamente, era yo. Ed Kogan, ex-investigador privado y actual consejero de la policía en temas de prótesis robóticas y alteración de identidades cibernéticas.
Suena bien, pero la verdad no brilla tanto como parece. Como investigador privado era un fraude y pasaba más hambre que un programador basic en una convención de Macintosh. Todo el patrimonio que conseguí amasar en esa época se reducía a un montón de facturas sin pagar, deudas, y una ojeras que hacían que todo el mundo que me veía por la calle se tapara el cuello de forma instintiva.
Todo el mundo menos Anne, claro. Anne era siempre la clave de todo. Siendo sinceros, incluso mi trabajo actual como asesor era gracias a ella: la policía quería a mi esposa como consejera, pero eran incapaces de competir con el sueldo y las condiciones de contratación que Starship industries le ofrecía. Tras muchas presiones, terminaron ofreciéndome el puesto a mí con la excusa de que ya tenía experiencia en el campo de la investigación, y con la esperanza de que, cuando tuviera un caso, pediría ayuda a mi querida esposa. Acertaron, más por lo segundo que por lo primero, y me metieron en nómina.
Bien, supongo, aunque era demasiado obvio de que para ellos yo no era más que un intermediario, lo que justificaba mi necesidad de tocarle las narices a los tipos de azul cada vez que tenía oportunidad.
–¿Qué tenemos, Lorca? –pregunté, con una sonrisita irritante.
El subinspector puso los ojos en blanco.
–Echa un ojo y luego hablamos –masculló–. No toques nada... ¡Y por el amor de Dios, cuidado dónde pisas!
–Pisaré flojito para no gastar el suelo –prometí mientras me dirigía al rincón estrella, una esquina del parking en la que varios tipos de la científica y algún que otro robot con pinta de aspiradora naif realizaban su trabajo.
No soy un experto en el departamento de crímenes horribles ni tampoco soy perro viejo –échame treinta y no andarás muy lejos–, pero lo que vi no me impresionó demasiado: Siete chavales vestidos de negro, cuatro chicas y tres chicos de edades que oscilaban entre los catorce y los disecisiete años. Maquillaje moderno, spandex, botas altas con plataforma, medias de rejilla e implantes metálicos, todo ello pasado por un baño de tinta negra que resaltaba sobre la piel blanca de los muchachos. Nada nuevo, lo que uno espera encontrar en cualquier concierto de punk-goth, o de goth rock, o de lo que sea que se llame ahora. Hace mucho que dejé de tener quince años.
Los chavales estaban sentados en círculo, con las piernas cruzadas, y encorvados sobre sí mismos. 
Dormían plácidamente.
Mi primera impresión fue que estaban drogados o sumidos en algún nuevo producto psicotrópico neuronal a través de su implante neural. Luego pensé que la verdad podía ser más inocente: una partida en red y una sobrecarga en el sistema había sumido a los jugadores en un estado de semi inconsciencia. No sería la primera vez. Los implantes neurales eran seguros, pero a veces causaban accidentes. Cualquiera de las tres opciones era válida, pero sólo las dos últimas entraban en mi campo de... uh... investigación.
Me giré hacia el policía más cercano, una joven de unos veinte años armada con una papelera.
–Déjeme que adivine... ¿drogas neurales, o rol?
Lorca apareció a mi lado y me dedicó una sonrisa cínica.
–Frío, frío –me dijo.
Y con cuidado, casi con ternura, tomó a una de las muchachas por la barbilla y empujó suavemente la cabeza de la chica hacia atrás.
Ya os he dicho que no soy un experto en el departamento de crímenes horribles ni tampoco un perro viejo. Agradecí la papelera que me tendió la joven policía, que cogí con un asentimiento de cabeza. Con urgencia corrí a la esquina opuesta del parking para hacer sabio uso de la dichosa papelera. Agradecí también no haber comido demasiado en las horas anteriores.
Con el estómago vacío, algo más tranquilo, volví para enfrentarme a lo que me esperaba.
La muchacha seguía allí, no había sido una pesadilla. El trozo de fina piel que iba de la barbilla hasta el nacimiento de sus senos adolescentes era un inmenso boquete de nada absoluta a través del que podían verse las vértebras, los músculos y los tendones desgarrados.
Tuve que girar la cabeza y respirar hondo para no salir corriendo de nuevo. Lo peor no eran la herida ni la juventud de la víctima. Lo que hizo que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran y quisieran escapar era la total, completa y absoluta falta de sangre.
Era irreal, y a la vez, atroz.
–Hemos desestimado las sospechas de drogas y partidas en red, como comprenderás –dijo Lorca a mi lado, con una sonrisa sin humor–. A la luz de los hechos, nos parecen improbables.
Tragué saliva y señalé a los chicos:
–¿Los siete...? –logré articular.
El subinspector asintió con la cabeza y tuve que volver a alejarme en compañía de mi fiel aliada, la papelera.

De camino a casa, la información del caso era como una mala canción de verano o una sintonía televisiva de esas que eres incapaz de dejar de repetir: Siete adolescentes muertos, ni gota de sangre, ningún rastro de ADN del posible –posibles asesinos, sin imágenes en las cámaras cercanas, ninguna relación entre las víctimas y, lo más gordo de todo: el informe forense provisional apuntaba a que las muertes habían resultado “placenteras”. 
¿Placenteras? 
¿Qué tiene de placentero que te arranquen la tráquea y se lleven de regalo medio cuello?
Sólo rezaba por que no se tratara de adolescentes reales, por que no fueran más que el proyecto de alguna empresa que había terminado saliendo rana. No serían los primeros androides orgánicos que terminan apareciendo en una investigación criminal...
¡Joder!
Estaba deseando llegar a casa y preguntarle a Anne si algo así era posible, a la espera de un informe más preciso del laboratorio forense. Aporreé con impaciencia el cuadro de mi viejo mustang mientras las guías imantadas pasaban a toda velocidad bajo la planta del vehículo.
Necesitaba hablar con Anne, y no me valía una videollamada.
Lamentablemente, cuando llegué a casa ella no estaba. En su lugar encontré el piso revuelto, nuestros recuerdos destrozados y una sensación de vacío que amenazó con cerrarme la garganta.
Un dispositivo sobre la mesa del recibidor desprendía un holograma en 3D en el que se adivinaba lo que parecía ser el logo de un club o de una discoteca. A su alrededor, una frase giraba, incansable: 
“Llévame a la muerte”.


Rafa del Río

jueves, 1 de agosto de 2013

2º Relato: Su reflejo en el espejo.

Su reflejo en el espejo.

La primera vez ocurrió mientras me duchaba.
No soy un tipo especialmente tímido. Es más, según algunas fuentes –no las busquen, ya están muertas, tiendo al exhibiscionismo cuando se me va la mano con el alcohol. Qué demonios. Y cuando no se me va, también. Si no estás preparado para ver según qué cosas, arráncate los malditos ojos.
No es que todo esto sea importante, tampoco nos lleva a ningún sitio. Lo que quiero decir es que no soy un mojigato.
Y a pesar de ello, cuando el tipo del espejo me habló mientras me duchaba, mi primera reacción fue la de taparme en un acto reflejo.
Tampoco es que su frase ayudara mucho:
–Vaya, parece que el agua está muy fría, Darki.
Obviamente sonreía con sorna cuando lo dijo, pero lo que me hizo reaccionar fue su voz.
Mi voz.
El tipo del espejo hablaba con mi voz, y no era eso lo único que compartíamos. Al fin y al cabo se trataba de mi reflejo, de mi maldito reflejo... O tal vez debería decir que se trataba de mi reflejo mejorado: Más alto, más guapo, más redondeado en las partes más escuálidas de mi anatomía... Y por supuesto parecía que el agua de la ducha desde la que él me hablaba estaba caliente. Mucho más caliente que la mía, al menos.
Huelga decir que el tipo del espejo me cayó como una patada en los huevos desde el momento en que nos conocimos, aunque me terminé acostumbrando a él, o mejor dicho, a hacer oídos sordos a sus comentarios. Si algo había aprendido en los últimos meses era que, si ignoraba a mi reflejo, éste acababa cansándose y desaparecía durante días.
Por eso, cuando saqué la blanca y sucia roca -parte de la herencia que me dejó el viejo- y el tipo del espejo me habló:
–¿Otro negocio?
Opté por hacer oídos sordos.
En vez de responder me dediqué a espantar a un par de cucarachas del tamaño de mi puño que pululaban por la roca. Rasqué una mínima cantidad sobre el plástico de un paquete de tabaco y la pesé a ojo tras reducirla a polvo con el tacón de mi bota.
–Muy profesional.
No respondí a la pulla, Puede que el método no fuera el mejor, pero el producto era bueno. Cogí mis cuchillos y los enfundé bajo la raída chaqueta. El cliente era de confianza pero las cosas andaban bastante revueltas en calle Letargo últimamente. Por decirlo en pocas palabras: La Coalición no veía con buenos ojos a los camellos independientes. Lo único que salvaba mi culo era que aún no habían encontrado mi alijo, lo que les obligaba a ponerse en contacto conmigo cuando tenían clientes pijos del barrio alto. Si algún día encontraban la mercancía, podía darme por muerto. Varias veces.
Una puta movida, pero nadie dijo que esto fuera fácil.
–¿Sabes que eso que vendes es veneno, no? –el tipo del espejo volvió a la carga.
Algo de eso me habían dicho, ¿y qué? Me embutí un paquete de tabaco y el mechero en el bolsillo de la chaqueta y cogí la llave que abría la gruesa puerta interior de mi cuchitril, otra parte de mi herencia.
–Además, ¿Para qué quieres el dinero? Vives en la miseria...
Esa pregunta sí merecía una respuesta.
–Quiero ganarme mis alas –repuse, enigmático.
El tipo del espejo enarcó una ceja.
–¿Ahora te crees un ángel?
Me limité a encogerme de hombros y agarré un cascote del suelo.
–Sí, el ángel de la muerte –lancé el cascote contra el espejo con todas mis fuerzas.
El cristal estalló en mil pedazos. Podía permitírmelo. Si algo sobraba en los edificios abandonados de calle Letargo eran espejos.
Mi odiado compañero me miró, multiplicado por cien desde las facetas rotas del espejo.
–Tres palabras: Control de ira.
Y soltó una carcajada ante su propia ocurrencia.

Ser un camello independiente en calle Letargo no es fácil. Apenas había llegado a los límites de Estación cuando uno de los todoterrenos de la Corporación comenzó a seguirme. No disimulaba, aunque tampoco habría podido. Cuando circulas en un mastodonte negro con más cromados que un puñetero meca de placer de Barrio Alto, el sigilo no es una opción.
No me asusté. Podían meterme dos onzas de aleación en el pecho y quitarme la mercancía, pero nadie en su sano juicio mataría a la gallina de los huevos de oro, ¿verdad? Otra cosa era que nos desvalijaran a mí y a mi cliente. No sería la primera vez.
Y eso no era bueno para el negocio.
En cuanto llegué a la esquina del viejo centro comercial me escurrí tras algo que en su momento debió ser un contenedor de basuras abandonados y desaparecí por la reja del conducto de aire.
Mi cliente me esperaba en el punto de encuentro, una gabarra anclada en un diminuto embalse bajo la vieja fábrica de conservas. Decidí sorprenderlo descolgándome tras él desde el entablado del techo.
El sorprendido fui yo.

Bajo la espesa capucha que ocultaba los rasgos de mi cliente, unos ojos fríos, inexpresivos y también bastante bonitos, me miraron con absoluta parsimonia.
–¿Darko? –preguntó la criatura con voz impersonal.
Ahogué un reniego. ¿Quién demonios envía un meca a comprar heroína?
–Tengo un mensaje para usted –añadió la androide.
No tuve tiempo de escuchar nada más. El tipo del espejo, reflejado en una mancha de aceite que flotaba sobre el agua, me hizo un gesto y señaló con la cabeza hacia el diminuto embarcadero. Extendió tres dedos de su mano derecha.
Tres atacantes, ocultos por algún tipo de dispositivo de camuflaje óptico.
Hagamos la cuenta: Tecnología punta, más clientes selectos, más una meca mensajera de las caras... Todos los factores juntos arrojaban el resultado de “asesinos entrenados”.
Joder, éste negocio lo tenía todo.
–Mierda –escupí.
Salté de la embarcación justo a tiempo. Las balas atravesaron el cuerpo metálico de la androide. El tipo del espejo y yo nos fusionábamos en un abrazo y me sumergí en las contaminadas aguas del embalse.
Volví a emerger.
Lo siguiente fue una danza de cuchillos y sangre.
Fue rápido.
No fue bonito.
Y tampoco valió de mucho. Salvo para mantenerme con vida, claro, lo que según mis conocidos tampoco es que valga mucho la pena. Los atacantes no tenían identificativos de ningún tipo. Trajes de goma, armamento comercial y dispositivos de camuflaje. No es que esperase encontrar sus tarjetas de ciudadano pero, ¡Joder! Habían sido despojados hasta de sus chips identificativos. Un simple vistazo a la reciente cicatriz que los tres lucían bajo la oreja izquierda me hizo percatarme de ello.
Cuando volví a la gabarra, el cuerpo de la androide era un amasijo de miembros desvencijados y chispas eléctricas. Lista para el desguace. Un alma cibernética para la muerte de los electrodomésticos de lujo, ningún mensaje para mí. Pero dentro del ordenador de ese cacharro tenía que haber algo. Algo que me explicara por qué cojones habían intentado matarme.
Corté amarras y apoyé la pértiga en el suelo del embalse. Conocía al informático perfecto para este trabajo. 
Y además me debía un favor.


Rafa del Río.  

miércoles, 31 de julio de 2013

Relato: Dos nuevos hermanos

Dos nuevos hermanos.

El ambiente en el interior del panteón estaba demasiado cargado. Fuera de esas cuatro paredes –de esas doce paredes, para ser más exactos– había nubes, por supuesto que había nubes, y un sol radiante, y brumas, tonos rosados y todo lo que uno esperaría encontrar a varios metros sobre el invierno que azotaba el planeta.
Pero en el panteón... En el panteón, el ambiente estaba cargado.
Décereck apagó el cigarrillo con una calma fingida, arrancó un tintineo de hielo a su copa de brandy con un leve gesto de muñeca y miró a sus once hermanos.
Julianne y Juna conversaban en un aparte ante el inmenso ventanal, deliciosas en sus vaporoso vestidos veraniegos e impasibles al resto y a los vanos intentos de August –pijo playa siempre moreno, como lo llamaba Énerest con un poco de envidia– por llamar su atención.
Nórverter, Fréberick y Octavio, se habían desprendido de sus gruesos abrigos y discutían sobre el asunto con una gravedad que, en comparación, hacía que el concilio Vaticano II pareciera una reunión de universitarios puestos de speed y viagra.
Marthlon, Auvrïle y Mey, ajenos como siempre al devenir del mundo, ensayaban unos pasos de baile al son de la vieja música que surgía de una gramola comida por el paso de los siglos.
Septelia y Énerest no se separaban de Décereck. Sentados a su lado ante dos copas de whiskey, lo miraban esperando a que hablara.
Era una jodida locura.
Pero tenía que decir algo.
Lo que fuera.
Décereck carraspeó y las miradas se volvieron hacia el hermano menor y, todos estaban de acuerdo en eso, más sabio.
–Así que... nuevos hermanos, ¿eh?
No era una gran frase, pero era algo.
Marthlon, despreocupado y cabeza hueca como él solo, tomó el relevo:
–Dos, para ser exactos.
Mey puso la puntilla con su voz cantarina:
–Una demostración universal del poder de la renovación y de la fuerza creadora de unos progenitores que aún son fuertes y...
Décereck la interrumpió con un gesto rápido de su mano que hizo que derramara unas gotas de licor sobre la mullida alfombra.
–Suficiente –exclamó– ¿Sabéis acaso quienes son su padres, a todo esto?
Los once hermanos se miraron, sin saber muy bien qué responder.
–¿La Fuerza Creadora? –probó suerte Auvrïle.
Énerest y Septelia pusieron los ojos en blanco. Nórverter miró a su hermana con frialdad.
–No –se limitó a decir con una voz cavernosa que convertía al cero absoluto en un juego de hornillo para niños–. No empecemos, por favor. Por muchas mayúsculas que le pongas no ha sido esa... fuerza creadora que tanto adoras, Auvrïle. Tampoco han sido las hadas, las dríadas del bosque, los ángelitos de los arroyos ni cualquier otra gilipollez que se le pueda ocurrir a tu dulce y completamente hueca cabecita, querida hermana –concluyó con acritud.
La chica hizo un mohín con los labios. August, incómodo por la actitud de Nórverter, flexionó sus enormes músculos, cubiertos a duras penas por una camiseta de tirantes y pasó un brazo sobre los hombros de Auvrïle en gesto protector.
–No hay por qué ser groseros, hermano –gruñó con voz masculina.
–Tampoco hay por qué ser imbéciles, hermano –respondió Nórverter.
–Basta, no quiero peleas –intercedió Énerest–. Y menos en un momento como éste.
La tensión se relajó. Puede que Énerest no fuera el más listo de los doce, pero seguía siendo el mayor.
Marthlon carraspeó y retomó el hilo de la conversación:
–De acuerdo. Vamos a tener dos nuevos hermanos... ¿Y qué? Habláis como si todo esto fuera algo malo. ¿La familia crece? Pues genial –de repente pareció perder todo su aplomo–... ¿O no?
Décereck soltó una carcajada tan divertida como un funeral militar.
–Es bueno que la familia crezca –consintió al fin–. El motivo no lo es tanto.
Todos se volvieron a mirar al hermano menor.
–¿Por qué no? –quiso saber Fréberick, que hasta el momento había seguido la conversación en silencio junto a Octavio.
Décereck se encendió otro cigarrillo e inhaló profundamente.
–Porque dos nuevos hermanos significan que las cosas han cambiado –dijo con voz átona mientras exhalaba un humo azulado–. Y eso no es bueno.
August se agitó.
–¿Me estás diciendo que nos has reunido a todos aquí, en el panteón, para hablarnos de tu miedo a los cambios? –repuso, indignado.
Nórverter resopló, impaciente, comprendiendo al fin lo que pasaba.
–No te pongas en evidencia, hermano: ¿Cuánto hace que no vives un verano como los de antes, que no sientes el calor, el Calor de verdad en tus huesos? Joder, ¡si tu bronceado huele de lejos a rayos uva y a crema barata!
–¿¡Cómo te atreves a...!?
Décereck agitó la mano, reclamando la atención.
–Basta. Me habéis preguntado quienes son los padres de estos nuevos hermanos –le dio un trago a su copa, propiciando una pausa dramática–. Sus padres... Obviamente son los mismos que los nuestros. ¿Lo entendéis ya?
Los doce miraron al suelo, como si pudieran traspasar la gruesa capa de mármol, imaginación y nubes, que sostenía el panteón a miles de metros sobre la tierra.
–¿Y eso quiere decir...? –musitó Auvrïle con una voz que partió el corazón de Décereck.
–...Que vamos a tener que ir a verlos, queridísima hermanita –suspiró el menor con una sonrisa cínica.


El ambiente en el interior del búnker estaba cargado. Puede que varios metros por encima, sobre la corteza terrestre, hubiera nieve, granizo, fuertes corrientes y todo lo que uno puede esperar de un feroz invierno.
Pero en el búnker... En el búnker el ambiente estaba cargado.
El presidente de la Alianza de Países en Crisis –lo que venía a reunir a todas las naciones de la tierra–, se levantó de la mesa dispuesto a abandonar la reunión. Los representantes de los países miembros de la Alianza, un grupo de militares mal recortados y peor vestidos, cerraban sus maletines con chasquidos solitarios y caras grises que no hacían presagiar nada bueno.
–¿Dos meses nuevos? ¿¡Dos putos meses nuevos!? –el susurro feroz del Secretario de Naciones tomó por sorpresa al presidente– ¿De verdad pretende que me crea que el planeta está a punto de irse al carajo y lo único que puede ofrecernos, señor presidente, es ampliar nuestro calendario en dos putos meses para ajustar nuestra medida de tiempo a la nueva... “realidad orbital terrestre”?
El presidente esbozó una cordial sonrisa y se giró hacia el secretario.
–Vuelva usted a poner en duda mi criterio públicamente y le meto una bala en la cabeza. Puedo hacerlo. Ventajas del estado de emergencia –dijo el hombre sin perder la sonrisa–. Además, Ethan, ¿qué cojones quería que hiciera?
El secretario entrecerró los ojos.
–¿Permiso para hablar libremente, señor?
–Denegado –respondió el presidente.
–Voy a hacerlo igualmente.
–Lamentaré tener que matarte –suspiró el presidente de la APC, tuteándolo.
El secretario sonrió, los representantes habían terminado de abandonar la estancia y estaban solos en el interior de la sala de reuniones.
–Déjate de gilipolleces, Arthur. Tu mujer te mataría si supiera que le has metido una bala en la cabeza a su hermano favorito.
Arthur Rayne, presidente de la ACP y cuñado del Secretario de Naciones se dio por vencido.
–Vale, Ethan,tú ganas.¿Qué querías que dijera?
–No sé... Podías haber probado suerte con la verdad –apuntó el secretario.
–La verdad... –Arthur sonrió.
Ethan dio un golpe en la mesa.
–La verdad. Sí, la verdad. Empezando con el porqué nos salimos de órbita hace treinta años y cómo estamos cada vez más lejos del sol.
–Así que la verdad es, para ti, una teoría... –musitó Arthur.
Su cuñado negó con la cabeza.
–Los cadáveres que encontramos en la estación Ultra son mucho más que una teoría.
El presidente de la APC soltó una carcajada amarga.
–Así quem según tú, tenía que haberme plantado ante los representantes de TODAS las naciones de la tierra para explicarles que, según una sarta de tarados conspiracionistas, estamos siendo víctimas de una maniobra alienígena que pretende convertir nuestro planeta en un bloque de hielo apto para ser invadido por su raza –repuso, sarcástico.
Ethan no dio muestras de captar la ironía.
–Especie –corrigió.
–Lo que sea...
–¡Maldita sea, Arthur, hemos perdido Alaska, el norte de Cánada, y hace meses que no tenemos noticias del Norte de Europa! ¿Me dices de los cadáveres de la estación Ultra son fruto de una teoría conspiracionista? ¡Que te jodan! Ese sí habría sido un buen comienzo...
–¿El qué? –bromeó Arthur– ¿Que me jodieran?
–Y que te vuelvan a joder –exhaló Ethan–. Si no reaccionamos pronto, la especie humana está condenada. Pero tú sólo te preocupas por añadir dos meses al calendario escolar. De coña.
Arthur sonrió.
–¿Cuánto hace que no vives un verano como los de antes, que no sientes el calor, el Calor de verdad en tus huesos? –recitó.
–¿Qué quieres decir con eso? –quiso saber Ethan, mosqueado.
Arthur no perdió su sonrisa.
–Quiero decir, amigo mío, que subestimas a la especie humana. Necesitamos estar unidos. Necesitamos estar de acuerdo. Y si convencemos a todas las naciones de que añadan esos nuevos meses, tendremos dos poderosos aliados para tu lucha. Y créeme, también necesitamos eso.


Rafa del Río

Help Wanted.



Pues sí, mira que me tocan la fibra este tipo de cosas... pero qué leches: necesito que me echéis un cable:

Llevo muuuucho tiempo con tres ideas para una próxima novela. Sí, sí, esa que nadie querrá publicar, y francamente, no acabo por decidirme. Después de mucho pensar, con la neurona a pleno rendimiento, he decidido que en los próximos días voy a subir una serie de relatos que más o menos expliquen la idea central y estén centrados en los universos de dichas novelas: Un universo futuro, un mundo apocalíptico que agoniza y un universo postapocalíptico y cuasi medieval.

¿La idea? Que me deis vuestra opinión los que queráis, aro acerca de esos relatos y cual llama más vuestra atención. Particularmente tengo mi favorita, pero quiero saber cómo lo veis vosotros, para ajustar o directamente cambiar de idea.
Empiezo ya mismo con un relato titulado "Dos nuevos hermanos", que subiré en unos minutos. El nombre de la novela no lo pongo porque haría spoiler... Espero que os guste y no se os haga pesado.

Muchas gracias,

Rafa


martes, 23 de julio de 2013

¿Dónde fuiste, inspiración?


Revolotean sobre mi lecho, extasiadas, diminutas, hermosas... Rendidas a unos principios que, si alguna vez fueron ciertos, yacen ahora olvidados y presos en las jaulas de un tiempo que jamás llegó a existir. Reflejos extendidos a lo largo de un fatal abrazo que, entre juegos, supuso mi primera muerte. 
Como polillas entregadas a una llama que, sin saber, yace extinta -luciérnagas que apenas iluminan un camino por nunca en los mapas registrado-, las palabras se posan en mis manos. Manos incapaces, de tan cansadas, que no logran retener entre sus dedos el sentido de estas fugaces estrellas.
¿Está escrito en ellas el final de aquella novela que jamás te llegué a narrar?
Tampoco importa.
Nada importa.

Cuando las palabras vuelan libres, la cabeza del autor es un páramo vacío y yermo.

Rafa del Río.